Soy inmigrante, llegué a este país sin intención de quedarme mucho tiempo, ahora tengo una familia, he trabajado religiosamente cada día, he aprendido medio mal el idioma pero sobre todo he aprendido a amar la tierra que pisan mis pies y el paisaje que veo a diario.
Siempre vivo con nostalgia de mi pueblo, mi gente y mis raíces, escuchando como los más viejos van muriendo.
Más de la mitad de mi vida está aquí, en donde soy parte de un todo con mi corazón partido a la mitad por más de 20 años.
No soy perfecto, mi cultura hace mucho ruido, no tengo la educación que hubiera deseado, pero tengo la oportunidad de que mis hijos la tengan y eso ya es mucho.
Soy amoroso, trabajador, soy humano.
Olvidaba decirles... También soy fugitivo y considerado delincuente por muchos, no tengo las mismas oportunidades de trabajo, algunos me ven con curiosidad por mi color de piel y más que estoy quemado por el sol (o por los sartenes o por las máquinas).
Todos los días recibo amenazas de que llegarán a mi casa y me deportarán... En la televisión y por todos lados me avisan que soy perseguido y más cuando cambian los presidentes, para ellos soy la mayor amenaza dicen, el más grave problema.
Qué raro, hago casi lo mismo que mi vecino que nació aquí ... Solo que yo lo hago venciendo al miedo cada día.
Ya he pagado muchos abogados, todos dicen que cuando venga la famosa reforma migratoria todo cambiará. Por ahora ya no se si soy de aquí o de allá.
La historia de muchos.
Patty Loya
De Legal Docs, LLC
